PARADIGMAS: POSITIVISTA, POSTPOSITIVISTA Y
SOCIOCRÍTICO
Licda. Julia Moreno
El
positivismo sostiene una postura realista dado que consideran que la realidad
existe “fuera de” y es manejada por leyes naturales y mecanismos. El
conocimiento de estas leyes y mecanismos es convencionalmente resumido en la
forma de tiempo y generalizaciones independientes del contexto. Algunas de
estas generalizaciones toman la forma de leyes causa-efecto. El positivismo
considera que es posible y esencial para el investigador adoptar una postura
distante y no interactiva. Los valores y los sesgos son factores de la
confusión y por lo tanto deben ser excluidos automáticamente para no influir
los resultados. De aquí su acento en el objetivismo. El positivismo responde
que las preguntas e hipótesis son declaradas por adelantado a manera de
proposiciones y están sujetas a procesos empíricos dentro de condiciones
cuidadosamente controladas. Por lo tanto, se dirá que el positivismo es
experimental-manipulativo.
El
paradigma postpositivista, es una versión modificada del positivismo, la
predicción y el control continúan siendo la meta. El postpositivismo responde
que es crítico realista lo que significa que la realidad existe pero no puede
ser completamente aprehendida. Esta es manejada por leyes naturales que pueden
ser comprendidas solamente en forma incompleta. De esto se desprende que,
aunque existe un mundo real manejado por causas naturales, es imposible para
los humanos poder percibirlo en su totalidad debido a que sus mecanismos
intelectuales y sensoriales son imperfectos. El postpositivismo mantiene que la
objetividad permanece como el ideal regulatorio, pero ésta sólo puede ser
aproximada, coloca un énfasis especial en guardianes externos tales como la
tradición crítica y la comunidad crítica. Al descansar en estos elementos se
requiere que los reportes de cualquier indagación sean consistentes con la
academia tradicional que existe en el campo; así como sujetar cada indagación a
los juicios de los compañeros en la “comunidad crítica”, esto es con los
editores, árbitros de revistas especializadas así como de sus lectores. De esto
se deriva que este paradigma sea de corte objetivista modificado. Este paradigma
enfatiza la criticidad múltiple remediando las discrepancias y permitiendo la
indagación en escenarios naturales usando métodos cualitativos dependiendo más
de la generación emergente de datos y haciendo del descubrimiento una parte
esencial del proceso de indagación. Se le considera en lo metodológico como una
modificación al positivismo en su proceder experimental y manipulativo.
Del
Paradigma Teoría Crítica es sin duda inadecuado para incluir a todas las
alternativas que pueden caer dentro de este paradigma. Un término más apropiado
podría ser “indagación orientada críticamente” que incluye al neo-marxismo,
materialismo, feminismo, freirismo, indagación participatoria y otros
movimientos similares, así como la teoría crítica por sí misma. La teoría
crítica sostiene que hay una realidad objetiva, expresada en la frase “falsa
conciencia” lo que implica que hay una “conciencia verdadera” en algún lugar o
“fuera de” o más probablemente, poseída en cierta forma por el investigador o
en alguna elite mejor informada. A esta situación se le denomina realismo
crítico, muy similar al que sostiene el postpositivismo. La teoría crítica
mantiene una epistemología subjetivista, esto quiere decir que los actos de la
indagación están íntimamente ligados a los valores del investigador. Los
valores mediatizan la indagación, por lo que podríamos decir que es de corte
subjetivista. La teoría critica responde que la meta de los investigadores es
transformar el mundo “real” a través de elevar la conciencia de los
participantes de tal forma que ellos sean energizados y se les facilite el
camino hacia la transformación. Dado lo anterior, se requiere de una
metodología dialógica transformativa, que elimine la falsa conciencia y anime a
la intervención y transformación.
En
definitiva, cada paradigma sostiene su propio sistema básico de creencias, así
como sus propios méritos para ser considerado como tal. Lo importante aquí es
examinar y explorar nuestras propias creencias acerca de la realidad social, la
visión de la educación, la función de la escuela, el papel de la investigación,
de la naturaleza del conocimiento, del papel del profesor y entonces adoptar un
paradigma que guíe nuestro pensamiento y acciones. Los paradigmas tienen muchas
implicaciones en la práctica de la educación, aquí solamente se presentaron
algunas con el propósito de dilucidar como en el currículum, en las metas
educativas y en el profesor como investigador subyacen determinadas creencias
que es preciso conocer y reflexionar así como estimular el pensamiento crítico.
Sin duda, esto deja muchas preguntas e inquietudes, sobre todo al percatarnos de
que no sólo hay un paradigma en educación que provee una sola visión de la
educación y de la investigación ya que esta llamada del conocimiento ha dado
lugar al surgimiento de nuevos paradigmas con visiones múltiples de la realidad
y del conocimiento.
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